La crisis social ocasionada en el territorio español por la COVID19 ha permitido visibilizar, incluso con mayor nitidez si era posible, la fragilidad de nuestras vidas y la necesidad esencial de ser cuidadas. Sin embargo, se antoja paradójico que aquellas personas, sentimientos, relaciones y actividades que sostienen la vida, hayan vuelto a quedar invisibilizadas. Y es que la falta de reconocimiento a las personas trabajadoras de los cuidados, nos enseña una vez más sobre la situación de olvido e infravaloración continua en la que se encuentran estas tareas de sostenimiento de la vida. Por otra parte, una invisibilización necesaria para sostener el sistema económico heteropatriarcal y capitalista en el que vivimos.Como investigadora feminista, una de las preocupaciones es profundizar en las realidades a las que se han estado enfrentado estas personas y qué reivindicaciones existen. Sin embargo, también es necesario abordar la incoherencia en solicitar tiempo a quiénes están ya desbordadas o en preguntar por sus realidades sin remover recuerdos dolorosos. Mucho más en un contexto en el que no es posible ni darse un abrazo.Esta comunicación supone un ejercicio de reflexión sobre el abordaje de estas incoherencias durante el proceso metodológico cualitativo basado en entrevistas realizadas a personas trabajadoras del ámbito de los cuidados, concretamente personas gestoras de servicios de cuidados y personas trabajadoras auxiliares de ayuda a domicilio. Principalmente, se trabajan las posibilidades de cuidar durante el proceso metodológico, evitando las lógicas extractivistas y tratando de promover relaciones equilibradas entre las personas participantes.