En poblaciones rurales de Tacuarembó y de Salto el catolicismo ha perdido relevancia, en las últimas dos décadas, frente a iglesias pentecostales, religiones afrobrasileñas y el incremento de personas que no manifiestan interés por el hecho religioso. Más allá de las instituciones religiosas, determinadas familias practican dos tipos de rituales de paso y protección de los recién nacidos, transmitidos durante varias generaciones, que operan de manera paralela al bautismo tradicional católico. Por un lado, el “bautismo de casa”, involucra la bendición del recién nacido y establece fuertes compromisos entre los padres biológicos y los “padres de adopción” instituidos por el ritual. Por otro lado, la presentación de los niños a la Luna, acompañada de oraciones y plegarias, protege al nuevo miembro de la comunidad de enfermedades y peligros sobrevenidos en los primeros días de vida. Frecuentemente rechazados o desconocidos por los sacerdotes, estos rituales practicados en el ámbito doméstico, en el círculo restringido de las personas protagonistas, parece gozar de una valoración más alta en las familias que las ceremonias practicadas en las iglesias. A partir de los datos recogidos en una investigación en curso, la comunicación explora prácticas vigentes, localizadas en los márgenes y al margen de las instituciones, que ponen de manifiesto formas heterodoxas de religiosidad, dirigidas a controlar los imponderables de los inicios de la vida en el seno de una comunidad social.