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“El visto bueno”: El papel del tutor en la finalización de un TFG

Mujeres trabajadoras cursan estudios superiores en la Facultad de Educación después de la jornada laboral. Les sobra poco tiempo para estudiar, pero el certificado de nivel superior les abre nuevas oportunidades de trabajo mejor pagado. En el último semestre deben redactar un Trabajo de Fin de Grado. La tutora, además de tutelarlo, tiene que ser productiva para progresar profesionalmente. Estos dos actores sociales se encuentran. La tarea es considerada difícil. Los estudiantes tienen poco dominio de la escritura académica, si bien casi todos cumplen la tarea y se gradúan. ¿Qué tipo de lazo social se crea ahí? ¿Qué es considerado un TFG aceptable? ¿Qué retos han de ser superados? Al fin y al cabo, es el tutor quien, a través de determinados procedimientos, otorga al producto escrito de los estudiantes “el visto bueno”. Otorgar el visto bueno produce efectos pragmáticos: “eso es un trabajo presentable”. ¿Qué está en juego en esta decisión? En esta comunicación, a través del análisis comparado de material empírico en dos facultades de Educación, una en Brasil y otra en España, se busca comprender el papel del tutor como mediador de actores sociales en tránsito hacia posiciones de mayor prestigio en el mundo de la cultura escrita: de consumidor a productor. Asimismo, buscamos comprender la dimensión simbólica de los mediadores en la construcción social de un autor académico y sus efectos pragmáticos. Para eso, trabajamos con los conceptos de medicación cultural, rituales de pasaje y performatividad.