Artículo

“El giro afectivo como marco de inclusión en las investigaciones sociales”.

Uno de los últimos paradigmas que han apostado por la incorporación de nuevas formas de investigación desde las ciencias sociales es el que plantea la Teoría del Giro Afectivo –Massumi (2002) en inglés; Lara y Enciso (2013) en español, entre otros-, a partir del acercamiento multidisciplinario al terreno de las emociones y los afectos. En el campo de la antropología, existen numerosos antecedentes en el estudio del componente afectivo en diferentes culturas, pero la mayoría de las veces este fenómeno se ha abordado de manera indirecta. Para una transformación de la “academia cognitiva” en una “academia militante” resultaría imprescindible que existiera voluntad en la búsqueda de un lugar de contacto y un horizonte común en el que puedan tener cabida puntos de vista divergentes, capaces de generar una atmósfera propicia para la reflexividad emocional que posibilite una actividad de reconocimiento y evaluación de los afectos propios y ajenos. De este modo, la cuestión que se plantea no es ya la visibilización de la “otredad” como objeto-sujeto de estudio, sino cómo podría plantearse, al interior de la academia como espacio de configuración de capital intelectual, la incorporación a ese capital de la actividad y articulación de las resistencias, de manera activa y desde sus propios lenguajes. Desde este paradigma, se valoran diferentes mecanismos orientados a tender puentes entre Academia y Movimientos Sociales, y traería aparejadas formas y formatos alternativos de investigación/acción basados en la circulación de emociones y afectos.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo