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La Misericordia y sus obras: prácticas sociales para salvar el alma en la Edad Moderna.

Desde la Edad Media y en plena modernidad la salvación del alma se erigía desde la doctrina moral católica como una de las realidades importantes a la que todo individuo debía aspirar. El miedo a la muerte y al posible envío de las almas al infierno generó toda una doctrina encargada de ofrecer soluciones a estos males. Empieza a tomar fuerza entonces el concepto de Misericordia y las obras asociadas a ella, recogidas en Mt 25, donde se refleja la importancia que ellas jugaran en el Juicio Final. La “donación piadosa”, entendiendo esta en el sentido que le da Peter Brown, como innovación que surge en los primeros años del cristianismo, por su objetivo de dar a los pobres, además de poseer eficacia sobrenatural, consiguiendo aunar tierra y cielo en un gesto, se encuentra en inicios de la Edad Moderna plenamente instaurada. De esta manera, las acciones benéficas que debían hacerse estaban dictaminadas por las sagradas escrituras y ellas ayudarían a evitar el tránsito de las almas por el averno. Los testamentos son las fuentes primarias donde puede verse de manera más clara la relación salvación-donación, al corresponder estos a las últimas voluntades en vida de los individuos.

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