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Del «postsecularismo» a las «espiritualidades feministas»: ¿hacia una nueva comprensión del pluralismo religioso español?

Pese a los sueños de la Ilustración, la “lacra de la superstición” parece hoy tan viva como siempre. «La religión no retorna porque no se había marchado» (Cantón Delgado, 2001) y el “milenarismo” secularista ha acabado siendo un mito mayor que aquellos con los que creía acabar. En paralelo con lo anterior, encontramos un número considerable de movimientos sociales que, (re)apropiándose de relatos, elementos y figuras religiosas, dotan a los mismos de nuevos significados acorde a sus reivindicaciones. Es el caso de una parte significativa del movimiento feminista que, rescatando a Lilith, a Eva, pero también a Antígona o Lisístrata, enriquece de elementos míticos un sólido discurso previo.  No menos interesante es la existencia de diferentes actores en el Estado español, que buscan en el ámbito de lo religioso las herramientas con las que lograr una transformación social en clave feminista. Peregrinajes por caminos inspirados en “la vida de María Magdalena”, talleres en donde se realizan “bendiciones de útero” y rituales dedicados a “la Diosa” son sólo alguna de las actividades que desarrollan los muy diversos grupos (tanto por su composición, así como por sus creencias y sus prácticas) presentes en la geografía española y que, de una manera no siempre formal pero no por ello menos visible, atestiguan la presencia de toda una pléyade de diferentes «espiritualidades feministas» (Eller, 1995). La presente comunicación tiene como fin problematizar y dar a conocer este llamativo fenómeno, a la par que profundizar en su posible papel en el marco del pluralismo religioso español.