Servicios sanitarios públicos: escenario de disputa entre lo semejante y lo diverso
Un letrero homófobo en la puerta de un servicio sanitario público (baño) en un restaurante de la ciudad de Heredia, Costa Rica, devela el uso de estos recintos para instaurar y perpetuar pautas heterosexuales en los sujetos. Pero ofrece, al mismo tiempo, una oportunidad para reflexionar sobre el uso de los baños como “prótesis de género” devenidas desde el siglo XX, cuyos resultados se obtienen tras ejecutarse las directrices establecidas en reglamentos nacionales de construcción que rigen el diseño y la construcción de espacios públicos de convivencia cotidiana tales como restaurantes, oficinas, centros educativos, etc. Por otra parte, como subversión a esta acción heteronormativa, estos mismos espacios son utilizados por hombres que tienen -anónimamente- relaciones sexuales con otros hombres (cruisers). Se exponen aquí, los testimonios de hombres que, mediante el empleo de estos recintos para sus encuentros, los resignifican. Este acto expone el uso de sitios públicos como lugares agonales donde la fijación del género, mediante distintas prácticas, está en juego. El cruising, o cancaneo gay, es un acto que transgrede el binarismo que es parte de una moral costarricense que aún arrastra vestigios de una tradición judeocristiana; sociedad que excluye a aquellos que no se apegan a la norma y que niega, así, formas de vivir la sexualidad y la afectividad promoviendo la construcción de una sociedad excluyente ante un otro disidente. El cruiser, entonces, se rebela ante esto.
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