Narrativas de no ficción creativa en la reflexión antropológica sobre la propia vida.
Presentamos la experiencia en torno al uso de la escritura como herramienta de autoanálisis en los procesos de aprendizaje tanto en el contexto de la docencia universitaria como en la formación de profesionales de salud, educación o trabajo social. La autoetnografía está siendo utilizada para procesos de activismo y empoderamiento en salud y derechos en el marco del asociacionismo y de las organizaciones no gubernamentales. La vigencia de estas técnicas en etnografía se mantiene desde los orígenes de la disciplina hasta hoy teniendo su auge en el desarrollo de la llamada Antropología posmoderna de los años 80 y 90 del anterior siglo (Geertz, 1987, 1996; Clifford y Marcus, 1991). Desde la antropología visual existe una fructífera línea de trabajo en torno a la metodología en etnografía digital (Pink, Horst et al. 2016) y a las posibilidades didácticas de su aplicación en la enseñanza de las ciencias sociales en general y la antropología en particular (Martínez Pérez, 2009). También en la formación del personal de salud existen experiencias interesantes en educación médica (Charon, 2017; Bleakley, 2011) y conceptos como itinerario corporal (Esteban, 2004) para investigación social aplicada. Finalmente, la experiencia etnográfica queda registrada en la historia de la disciplina con los clásicos diarios de campo (Malinowsky, Lévi-Strauss, Rabinow, Mead, Barley) y los relatos experienciales de ejemplos más recientes (Ingold, Stoller). Los testimonios recogidos en la práctica de la narrativa etnográfica de no ficción ofrecen la posibilidad de construir alegorías etnográficas del mundo en que vivimos (Clifford, 1986).