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En busca de «información escogida y auténtica sobre lenguaje y cantos populares»: prácticas metadiscursivas en el Archivo de la Palabra del Centro de Estudios Históricos (1930-1936)

Uno de los momentos decisivos del proceso etnográfico consiste en la elaboración de inscripciones. Al igual que toda práctica científica, la etnografía trata de registrar materiales empíricos susceptibles de ser integrados en un corpus de datos que sirva de base para la investigación. Pero la interacción humana no se presta fácilmente a la observación con fines analíticos: la distancia entre “lógica práctica” y “lógica lógica” (Bourdieu) parece, en ocasiones, insalvable. A fin de superarla, el etnógrafo se sirve de técnicas e instrumentos científicos que, a modo de amplificadores de la relación ser humano-mundo, posibilitan una representación de “lo real” supuestamente más “auténtica” o “fidedigna”. El fonógrafo fue, a este respecto, un instrumento revolucionario para la práctica etnográfica. En España, uno de los primeros intentos sistemáticos para la recopilación de materiales empíricos mediante fonógrafo se materializa a finales de 1930 con la creación del Archivo de la Palabra y de las Canciones Populares, donde investigadores como Tomás Navarro Tomás —de quien tomo la cita del título— trataron de registrar los sonidos del denominado “pueblo”. Esta comunicación tratará de reflexionar sobre las “prácticas metadiscursivas” (Briggs) utilizadas para dotar a los discursos de la autoridad necesaria para superponerse a las prácticas de los ciudadanos del medio rural. De tal modo, se espera arrojar luz tanto sobre las relaciones de poder subyacentes al establecimiento de archivos de tipo etnográfico como sobre los problemas suscitados por una visión de la práctica etnográfica demasiado anclada en una teoría del conocimiento de corte clásico.