La antropología, desde sus inicios, ha mostrado un marcado interés por la alimentación de los diferentes grupos humanos, pues pese a nuestra naturaleza omnívora, lo que cada cultura considera comestible, apetitoso y deseable es tan diverso como complejo es el hecho alimentario.La comida, como producto de la actividad y la creativada humana, del empleo de determinada tecnología y del aprovechamiento selectivo de ciertos recursos del entorno, constituye un elemento esencial de la reproducción cultural e identitaria, pues constituye una forma de autoidentificación que comunica y reconoce 'lo propio'. El objetivo que aquí se persigue es reflexionar sobre el papel de las prácticas alimentarias en la construcción de la identidad urbana de los habitantes de un asentamiento informal en el municipio de Corregidora, Querétaro, México. Es decir, qué ingredientes, formas de preparación y de consumo han sido transformados o abandonados en la transición hacia la ciudad y qué otros permanecen como parte de una identidad previa. La intención es presentar los efectos que la modernidad urbana tiene en las cocinas y prácticas alimentarias de esta gente que migró de un contexto rural para habitar en un contexto de pobreza periurbana.

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