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RITOS GENÉTICOS DE ESCRITURA Y LECTURA: LA CONSTRUCCIÓN DEL SUJETO CULTIVADO

Los escritores suelen desarrollar ritos genéticos propios a la hora de escribir, esto es actividades y rutinas que acompañan a la elaboración de sus textos y que son la condición práctica de su ejecución exitosa. Entre tales ritos se puede contar fumar, beber, escuchar música o permanecer en silencio, escribir a mano (a veces a lápiz), a máquina o con el ordenador, rodearse o no de fetiches, trabajar de día o de noche, y un sinfín más de lo que a una observación superficial podrían parecer “manías personales”. Todos esos ritos involucran el cuerpo, ese mismo cuerpo al que el lector también somete a rituales preferenciales cuando lee, eligiendo uno u otro asiento, una u otra postura, la lectura pasiva o la toma de notas, el ritmo y el tempo sostenidos o las pausas y las intercalaciones, el ascetismo y la concentración o la multitarea, el soporte en papel o el medio digital, etc. Si la escritura y la lectura están programadas somáticamente, y ritualizadas según patrones de conducta éticos y estéticos, ello se debe a que ambas prácticas —muchas veces correlativas— se integran en formas de vida que la totalidad social ofrece a sus sujetos, en cada momento de su historia, como otros tantos modos de realización del hombre o la mujer genéricamente cultivados. Describir algunos de tales ritos genéticos de lectura y escritura sobre el trasfondo de las formas de vida por ellos implicados es el objetivo de esta comunicación.  

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