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HABLANDO CON MONOS: LOS TRABAJOS CON SIMIOIDES COMO EJEMPLOS DE EXPERIMENTOS COLABORATIVOS

Desde la década de 1930 se han venido desarrollando una serie de experimentos con un colectivo animal bastante singular: los denominados simios “enculturados” [enculturate apes] (Tomasello y Call, 1997). Estos organismos son criados como niños en entornos humanos para explorar diferentes aspectos que a menudo han sido (y son) calificados como inherentemente humanos: el juego simbólico, la autoconciencia o, sobre todo, la “capacidad lingüística”. Con ello se pretende ver las diferencias y semejanzas entre ellos y nosotros; en definitiva, dar con “el fuego” de la humanidad. El vínculo que se establece entre los humanos y estos simios híbridos, a los que yo prefiero denominar simioides (Gómez-Soriano y Vianna, 2008), se articula en un dispositivo cuyas características pueden constituir un buen ejemplo de lo que Latour o Stengers llaman proposiciones altamente articuladas (Stengers, 2002; Latour, 2004) donde el simio deja de ser un simio para convertirse en otro ser diferente. Se posibilita así lo que Stengers denomina una “ecología de cuestiones”, “una ciencia de multiplicidades, causalidades dispares y creaciones de significado no intencionales” (Stengers, 2010, p. 34; traducción propia). En esta comunicación me gustaría reflexionar a través de algunos casos concretos acerca de nuestra relación con otras especies en la investigación científica y la posibilidad de desarrollar una primatología más colaborativa, que permita plantear las cuestiones de modo que tanto los primates implicados como nuestras propias investigaciones devengan más interesantes (Despret, 2014).

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