En esta contribución se trata de mostrar cómo la conciencia posee una dimensión sociocultural con la cual, a menudo, se ha contado de manera insuficiente, a pesar de la importancia de la misma. Los seres humanos tienen una fortísima conciencia de pertenecer a distintos grupos sociales y de poseer diferentes identidades, lo cual explica que sus decisiones cotidianas se tomen en virtud de la propia historia de cada uno de estos agentes. Sin embargo, necesitamos saber hasta qué punto estas decisiones son conscientes, en virtud de los diferentes grados de conciencia, de los agentes, y hasta qué punto son resultado de una familiarización inconsciente, producto de las estructuras, a la cual podemos llamar habitus siguiendo a Bourdieu. En este trabajo se propone un análisis empírico que confirme la relevancia de esta dimensión socicultural de la conciencia o que, en su caso, la refute.

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