A partir de la experiencia en la investigación cualitativa en contextos médicos, se plantea este trabajo reflexivo sobre la necesidad de problematizar la metodología de la investigación social, en particular la etnografía clásica, para adecuarla a las necesidades particulares que cada acercamiento investigativo requiere. Para ello, se profundiza sobre los actores, sus papeles, acciones e interacciones dentro del espacio clínico; y la inserción del etnógrafo en un contexto de actividad finalizada, con condiciones normativas poco claras y cuyos efectos actúan sobre la dinámica propia a la cual se ha insertado. Desde los albores de la investigación antropológica se ha planteado la necesaria reflexión sobre los efectos de la presencia del investigador en las dinámicas locales; en ese sentido, en este trabajo, queremos llevar la reflexión más allá, y extrapolarla no sólo al sesgo que una inserción no reflexiva implicaría para los resultados finales de la investigación, sino en los efectos que la propia etnografía tiene sobre el investigador. Estas consideraciones implican discusiones éticas que en el campo antropomédico son recientes y sobre las cuales se tiene que trabajar constantemente para su consolidación como guía del acto antropológico en los espacios de investigación particulares. 

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