Este trabajo pretende aproximarse a la necesaria mirada socio-antropológica de los espacios de salud, enfatizando la representación y el significado del/la enfermo/a. Para ello se llevó a cabo una serie de incursiones etnográficas en espacios hospitalarios tales como: habitación hospitalaria, salas de espera de especialidad médica, salas de espera de urgencias y unidad de vigilancia intensiva. La observación participante como técnica subjetiva se apoyó con diversas entrevistas en profundidad a informantes claves, médicos, enfermeras, familiares de enfermos y pacientes. De lo analizado y las correlaciones entre los fenómenos y situaciones vividas en esos espacios de salud, se dedujeron la existencia de unos estereotipos que recaen sobre la figura del enfermo que nada tienen que ver con la realidad vivida. El hospital como tecnología biopolítica proyecta una idea del enfermo/a que está muy alejada en ocasiones de la “opinión pública” y la generada y proyectada por los medios de comunicación social, construyendo un imaginario colectivo del enfermo/a y la enfermedad a modo de “bálsamo” irreal o negatividad u “otredad”(el enfermo/a es el otro/a). El/la enfermo/a no es otro, es un nosotros, un yo que no debe escapar de una normalidad y visibilidad. Muchos de esos espacios médicos y clínicos ignoran que la mirada social del/la enferma es necesaria, lo invisible no existe, cuando se convierte en invisible o se “maquilla”, se hace cosmético o se convierte en eufemismo el estereotipo del enfermo como algo abyecto en la sociedad se potencia, ahondando más si cabe la visión negativa visión social del/la enferma.

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