En los últimos 20 años aproximadamente, el sector de la construcción español ha experimentado un altibajo sin precedentes, concretamente representado en los fenómenos de la burbuja inmobiliaria (1997-2007) y la crisis inmobiliaria (2007-2018). En tiempos de auge, dicho sector fue uno de los que más se expandió, absorbiendo grandes cuotas de mano de obra, tanto autóctona como migrada. Una vez llegado el crash y la crisis económica, con la consecuente destrucción masiva de puestos de trabajo, una gran parte de los obreros de la construcción fue expulsada del sector. Así se formó un estadio de precariedad y competencia entre trabajadores que incitó a que emergieran ciertas reclamaciones de justicia que excluían, discriminaban e incluso culpabilizaban al grupo de trabajadores inmigrantes. En la raíz de este tipo de reclamaciones subyace la noción analítica de merecimiento; es decir, mediante la construcción de comunidades morales según los criterios de la etnia y/o el lugar de procedencia, se determinan diferentes grados de sujetos que son más o menos merecedores de que sus derechos agraviados sean reparados.

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