En el contexto del movimiento estudiantil chileno del año 2011, se observaron un conjunto de nuevos repertorios de acción colectiva en el espacio público, desplegados preferentemente por actores y colectivos juveniles diversos, que combinando la estética, el uso de la corporalidad, las redes sociales, la memoria social y la apropiación del espacio, generaron un descentramiento del lugar hegemónico y clásico de la política militante y la obediencia ciudadana; pero al mismo tiempo estas dinámicas lograron producir una nueva geografía relacional de signo generacional, que sin tener la pretensión de trasformar radicalmente el mundo o un país, dotaron se nuevos sentidos a la acción política y con ello a la propia ciudad y sus distintos escenarios. Lo anterior en medio de una ola de malestar social y desafección de las juventudes respecto del modo en que se gestiona la política oficial en la actualidad. Estos nuevos repertorios de acción colectiva constituyen –a nuestro juicio- signos creativos de ruptura generacional, muchas veces reapropiados de modo translocal, pero respecto de los cuales se tienen escasos referentes o precedentes en la historia vinculada a los movimientos sociales chilenos. El objetivo de la investigación fue dar cuenta de las principales trasformaciones en las prácticas políticas juveniles desde el golpe militar chileno hasta el momento actual. La metodología se constituye a partir de una etnografía del espacio público, combinando la co-construcción de mapeos colectivos y cartografías participativas, con el propósito de problematizar las relaciones entre lo que se observa, cómo se observa y quién observa.

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