La relación entre media, migraciones y turismo asume contornos expresivos debido a la materialización del “regreso” al país de origen. Dicha materialización es encuadrada en prácticas performáticas asociadas a la exteriorización de una identidad nacional particular. En la comunicación se discutirá un ejemplo empírico particular: un programa televisivo que es motivador de dicho tipo de prácticas. El mismo se instituye como promotor, organizador y acompañante –por medio de la presentadora y del operador de cámara– de grupos turísticos que efectúan: a) un “tour nostálgico” –regresando a los lugares de origen– o b) un tour de reconocimiento y de apropiación de regiones del país hasta el momento desconocidas o inaccesibles (dado el debilitado capital económico y simbólico). Algunos de los lugares visitados son “sitios” (y a veces también “prácticas”) de referencia nacional e incluso internacional que, gracias a su incorporación mediante la experiencia turística, son transmisores de reconocimiento y de dominio de los valores de la cultura nacional. En algunos casos, estos mismos lugares fueron reconfigurados por prácticas cosmopolitas, las cuales, aun estando ancladas en discursos sobre tradición, costumbres, historia o antigüedad, permitieron que los inmigrantes pudieran utilizar los viajes de forma estratégica. Así, los viajes quedaron insertos en procesos de movilidad social ascendente y, de igual manera, en la construcción de identidades étnicas complejas, que cobraron notoriedad en la segunda y en la tercera generación. De manera complementaria, las imágenes recogidas en los viajes son editadas y posteriormente transmitidas y comercializadas durante el programa televisivo, lo cual da lugar a que, dentro del país de acogida, se vuelva constantemente a la experiencia turística y a la práctica ontológica del “regreso”.

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