La presente comunicación parte de un estudio de caso de activismo intersexual en los Estados Unidos. La comunicación pretende analizar y determinar qué es lo que está en juego en el repertorio de nuevas protestas, tras la irrupción de este activismo en los años 1990. Para ello, hace dialogar el trabajo de campo con el recuento histórico y la filosofía. El hermafroditismo se halló durante siglos en el centro de los problemas de lo que, usando la conceptualización de Rancière, será aquí denominado la "policía del sexo". Esta centralidad del hermafroditismo no desapareció al medicalizarse, y por tanto abandonar el reino de lo aberrante o lo monstruoso. Y tampoco al aparecer el discurso de género, del cual se convirtió en su punto oscuro. De hecho, aunque fuese siempre apartado a un lado, puesto en los márgenes, el hermafroditismo funciona como el punto ciego de aquel feminismo. La tesis que se defenderá es que las dificultades que encuentran los activistas intersexuales para hacer oír sus voces y adquirir legitimidad, se debe a esta situación histórica de oscuridad, reprobación y/o exclusión en los distintos ordenamientos epistemológicos del sexo.

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