Observados diacrónicamente, los etnocentrismos y ciertos particularismos culturales han constituido uno de los múltiples factores que han alimentado históricamente el enfrentamiento entre grupos humanos. Las guerras, a escala local o a gran escala, han constituido un epifenómeno reiteradamente presente en la historia humana, en el que los aspectos ideológicos pueden haber jugado el rol de uno de sus principales detonantes, el cultural, en la génesis de dichos enfrentamientos entre grupos y sociedades humanas. A través de consideraciones históricas, con especial énfasis en aquellas sociedades influenciadas por el cristianismo –el cual incluimos dentro de la categorización ideológica– idealmente una religión global en sus distintas derivadas y en cuyo mensaje original parece preconizarse la paz y la integración humana, se discuten y comparan aquellos enfrentamientos violentos de los últimos dos siglos, en los que la ausencia de un mensaje y una visión apriorísticamente pacifista y supraétnica de las sociedades humanas en su conjunto, ha allanado el camino para convertir ciertos particularismos sociales y culturales −etnicidades radicales y cerradas en sí mismas− en casus belli. Se invita, asimismo, al hilo de los recientes trabajos sobre la genética de la conducta, a una reflexión sobre una eventual naturaleza profunda de la violencia en el ser humano, sea grupal o individual, a la presunción genética de la misma y a su activación personal o social en situaciones de estrés emocional y de riesgos graves o carencias vitales, sin descartar eventuales prácticas de manipulación social en la génesis de episodios de violencia humana.