¿Es el vino bueno “objetivamente” bueno, o es una percepción subjetiva? Asumiendo que existe una genealogía de los gustos que no necesariamente se relaciona con una calidad intrínseca del vino, surge la pregunta de cómo definir “un vino bueno” y su precio en el mercado. A la vez, surge la cuestión del valor producido por cada actor social en la creación de su o sus vinos, y cómo este valor no necesariamente se transforma en un precio que refleje el valor del vino. A partir de trabajo de campo con productores (industrias vinícolas, artesanos y cosecheros de vino) y consumidores (en catas y contextos informales) en Galicia, este trabajo identifica tres dinámicas genéricas diferenciales con sus propios criterios de calidad, ideas de “vino bueno” y relación entre valor y precio. A la vez, estas dinámicas tienen diferentes impactos tanto en el medio natural como social de su producción, siempre girando alrededor de cuestiones medioambientales y políticas en ámbitos como Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen, y en segundo plano universidades y escuelas de formación. Mientras las vinícolas industriales siguen lógicas de maximización que homogenizan el producto y tienden a la caída del margen de beneficio, los artesanos se construyen a sí mismos como “marcas” para conseguir valor añadido, y los cosecheros sufren las consecuencias de una producción desvalorizada a consecuencia de las otras dos dinámicas y las prácticas de consumo imperantes.