Aunque en la actualidad son pocos los que se manifiestan abiertamente en contra de la necesidad de la implicación activa y directa en los procesos de patrimonialización de las poblaciones que forman parte o son las productoras de los espacios “naturales” o los hechos culturales patrimonializados , la realidad  es que lo más habitual es que dicha participación sea entendida de una manera secundaria, cuando no como un obstáculo para la mayor eficacia y efectividad de la conservación/protección de los bienes patrimonializados. Con frecuencia encontramos casos en los que, ante procesos de patrimonialización bottom-up, desde las administraciones competentes actúan de manera negativa, no solo no aprovechando la colaboración de la ciudadanía, sino incluso considerándola un atentado a sus competencias.En nuestra comunicación aprovecharemos el conocimiento de tres casos, dos en Andalucía, los de la Casa Palacio Pumarejo en Sevilla, y la Huerta de Pegalajar, en Jaén, de carácter conflictivo y caracterizados por la cerrazón de las administraciones a las iniciativas ciudadanas, y un tercero, el de la ciudad de Chillán, en Chile, en el que, por el contrario, desde la municipalidad se mantiene un espacio fructífero de colaboración con el vecindario que está dando frutos positivos. Con la comparación entre estos casos pretendemos ofrecer elementos para una reflexión de las dificultades, obstáculos, posibilidades y beneficios para una real y efectiva participación ciudadana en los procesos de patrimonialización