Parece evidente, en este tiempo de crisis y urgencia constantes, que enfrentamos hoy –a nivel global– la imperiosa necesidad de repensar la cultura de la movilidad urbana. Desde siempre, la ciudad se ha visto poblada de objetos y tecnologías que han incidido tanto en su configuración espacial y material como en las prácticas y subjetividades que en torno a ella se han ido produciendo. El coche y la bicicleta son dos ejemplos movilizados en las prácticas y discursos de distintos actores que imaginan un modelo u otro de vida urbana, y aglutinan hoy en torno a ellos todo un complejo y poderoso conflicto de sensibilidades. En esta comunicación, mi objetivo será atender especialmente a la cultura política de los activistas de la bicicleta, rastreando sus relaciones de poder y de resistencia e interpretando sus identidades híbridas y técnicas, ensambladas con flexibilidad entre el cuerpo –puesto en acción y en movimiento a través de las calles– y la máquina. Un cuerpo que se mueve y que moviliza además una trama de sentimientos, emociones y subjetividades que hacen del cicloactivismo una experiencia cotidiana y vivencial a la par que una táctica política. Para ello, combinaré el análisis teórico y discursivo con notas sobre mi trabajo de campo entre colectivos activistas. En un momento de auge de los saberes expertos sobre la ciudad y la movilidad, acercarse a estos cuerpos en transición, a estas corporalidades en movimiento, nos permitirá repensar las relaciones entre cuerpo y ciudad, y también entre instituciones y movimientos sociales.