En España, quizá por el escaso recorrido de colonialismo en este continente, no ha habido un gran desarrollo de estudios sobre arte y cultura africana. Tampoco en nuestro sistema educativo, en todos los niveles, es un tema que ocupe una posición destacada. En la actualidad, cincuenta años después de la Independencia de Guinea Ecuatorial, lejos de profundizar en los lazos históricos que nos unen, hay una generalizada despreocupación en la sociedad española por África, más allá de las cuestiones relacionadas con la migración o con fenómenos cinematográficos como Palmeras en la Nieve o El cuaderno de Sara, por citar dos recientes producciones destinadas al gran público.  Los ecos del evolucionismo cultural parecen seguir presentes, muchas veces, en el tratamiento y valoración de lo africano desde nuestro país. Un instrumento para el cambio de valoración de África fue el Primitivismo, término con el que se define la influencia del "arte mal llamado primitivo", generalmente africano y oceánico, en el arte occidental. Desde comienzos del siglo XX, esta influencia supuso un renocimiento, aunque minoritario, de la cultura material africana. Los discursos sobre el Primitivismo se han escrito sin otorgar ningún protagonismo a países como España, donde encontramos una importante nómina de destacados artistas primitivistas, como Picasso, Tápies, Saura o Barceló, por citar los más representativos. Esta comunicación presenta el desarrollo del Primitivismo en España y destaca sus aportaciones respecto a la positiva valoración de la cultura africana, que no tiene su correspondencia en la imagen proyectada desde lo oficial y la cultura de masas.

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