En la isla de Fuerteventura sociedad y administración parecen estar llevando a cabo un proceso de reorientación turística a partir del cual espacios, objetos y actividades comienzan a adquirir nuevas significaciones, convirtiéndose en renovados recursos a partir de su patrimonialización. Acciones como la reciente declaración de toda la isla como Reserva de la Biosfera o la inscripción de varios espacios bajo diferentes figuras de protección surgen inmediatamente después de la aprobación de un proyecto escultórico de Eduardo Chillida diseñado para la Montaña Tindaya y la propuesta de creación de un Parque Nacional, sobre los que recaen expectativas para canalizar el modelo de desarrollo turístico por la vía ‘arte-cultura-naturaleza’. Paulatinamente comienza a observarse cómo el destino comienza a ofertarse al amparo de una imagen de desarrollo sostenible aparentemente sujeta a criterios de cientificidad. El resultado es una nueva reinterpretación de los diferentes elementos patrimonializados en la que se prescinde en gran medida de la implicación eficiente de las poblaciones locales. Los conflictos y desajustes entre los diferentes colectivos implicados ponen de manifiesto la distinta significación de estos bienes para los diferentes actores e intereses. En este trabajo se pretende analizar, a partir de un estudio cualitativo de carácter etnográfico, la configuración de las diferentes imágenes proyectadas sobre dichos elementos patrimonializados y las maneras en que los distintos colectivos y agentes sociales les asignan significados concretos. Para ello nos centraremos particularmente en la forma en que la reorientación turística del territorio y la aparición de nuevos actores influyen en las significaciones o resignificaciones de las poblaciones locales.

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