El paso de la economía campesina de subsistencia a la economía rural de mercado ha traído consigo una transformación de las relaciones socioeconómicas, así como de las nociones de casa y de trabajo, principales elementos de constitución de la identidad y de la jerarquización de género. Esta transformación de las nociones de casa y de trabajo ha influido en la reconstrucción de los imaginarios de género. La mujer trabajadora, imagen de buena mujer en la economía campesina de subsistencia, ha visto reconstruida su imagen desde y para la economía rural de mercado, al igual que el hombre trabajador.El objetivo de esta comunicación es presentar las nuevas imágenes de género en torno a la buena-mala mujer y al buen-mal hombre, recreadas a partir del discurso del desarrollo económico y de la resignificación de las nociones de casa y de trabajo en el entorno rural de la Moraña.

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