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LA REDEFINICIÓN DEL ESPACIO METROPOLITANO MEDIANTE LA RUPTURA DE LA DICOTOMÍA “URBANO-RURAL”. PROSUMO Y DERECHO A LA CIUDAD EN LA COMUNIDAD DE MADRID

La producción del espacio ha jugado un papel fundamental en la historia del desarrollo capitalista[1]. David Harvey (2006) explica como la propia actividad capitalista «produce un desarrollo geográfico desigual» mediante un proceso «molecular» de acumulación de capital que configura «regiones», refiriéndose a economías regionales que logran un nivel de coherencia estructural de producción, distribución, intercambio y consumo[2]. Los procesos de globalización, así, constituyen un «Imperio»[3], ante el cual aparecen formas de resistencia que no se expresan sólo a través de la lucha, sino, sobre todo, como forma de «multitud de respuestas» que definen nuevas unidades de producción y consumo[4], e innovaciones sociales y ecológicas basadas en prácticas ancestrales.El estudio de caso de esta contribución, pretende evidenciar las prácticas de resistencia de la Comunidad de Madrid, en donde ha surgido, a través de la articulación de productores agroecológicos y consumidores críticos, el concepto de  “prosumidor”, una figura que hace partícipe al consumidor en la producción y desintegra la idea de mercado en los intercambios de productos agroalimentarios, intentando romper con la antigua dicotomía excluyente urbano-rural, y proponiendo un término incluyente para integrar la ruralidad dentro del espacio metropolitano. Aquí, la oposición a las consecuencias neoliberales de los prosumidores, se expresa no solo en el ámbito de los alimentos, sino hasta conceptos como el derecho a la ciudad, es decir la reivindicación a un espacio de encuentro que devuelva la centralidad a la vida colectiva[1] Arrighi, 2008.[2] Harvey, 2006, p. 89.[3] Hardt y Negri, 2002.[4] Ploeg, 2010, p. 371.

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