Toda consideración sobre el cuerpo está ausente en la aproximación clínica al sufrimiento mental. En la mayoría de los casos, este es poco más que el receptáculo del compuesto sintético que intenta neutralizar las variantes sintomatológicas del sujeto. En un hipotético trayecto biográfico, el cuerpo es primero el territorio desplegado y extremo desde donde se pronuncia el signo de la llamada locura. Allí se manifiesta el aullido. Poco a poco, y a partir del momento del diagnóstico y el tratamiento psiquiátrico, el cuerpo acusa una serie de transformaciones específicas y variadas. En esta ponencia intentaremos analizar los itinerarios y moldeamientos corporales (formas y des-formas) que se producen desde ese momento. La hipótesis de partida es la idea de que dichos itinerarios pueden pensarse; por un lado como consecuencia de una aproximación a la aflicción centrada en la dimensión medicamentosa (con sus efectos primarios y secundarios), y por otro como consecuencia del estigma. Hablamos de un cuerpo arqueado, retorcido, lento y obligado al camuflaje; de un cuerpo tenso, tembloroso, dubitativo, obeso, que no es ya el cuerpo de la locura, sino el de aquello que los otros hacemos con ella. Esta ponencia intenta a la vez, profundizar en los determinantes de esa corporeidad. Es parte de una investigación más amplia desarrollada durante 8 años en asociaciones y colectivos de personas diagnosticadas de problemas de salud mental en Barcelona. Se construye sobre la base de sus narrativas, de una serie de reflexiones que intentan pensar aquello que se ha impreso en sus cuerpos a partir del diagnóstico.