Finalizada la Guerra Civil española el bando ganador instauró una política conocida con el nombre de política Autárquica basada en una férrea voluntad de aislamiento (Barciela & López, 2014:211). Fue en este principio según Barciela y López (2003) donde radicó buena parte de los problemas económicos que padecería el país durante los años cuarenta. Para algunos autores como Michael Richards (1999) la penuria y la miseria no era más que otra forma de represión.  El hambre y el miedo, bajo esta premisa, funcionaron como instrumentos para la desmovilización (Barranquero & Prieto, 2003:6). Carencias de todo tipo acompañaron la vida de los españoles condenados al hambre y a la búsqueda del cómo sobrevivir cada día. La solución del Régimen fue la vieja fórmula de la beneficencia. Su principal misión fue la de paliar las necesidades de la población ante la  falta de una política social coherente. El resultado no sólo contribuyó a un alivio limitado sino que participó de la consolidación de los vencedores sobre los vencidos (Cenarro, 2005: 14). Esa forma de ayuda constituyó un primigenio esbozo de proyectos de cooperación actuales que luchan contra el hambre. Sobre la base de una etnografía que ha tratado de realizar un trabajo de arqueología cultural; en este trabajo hemos  pretendido una aproximación comparativa entre aquellas viejas formas de afrontar el hambre y los actuales proyectos de cooperación que podemos encontrar en diferentes contextos. Trataremos de indagar en aquellas viejas maneras de hacer para tratar de comprender las nuevas formas de cooperar

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo