A pesar de la importancia otorgada a la rehabilitación de las personas que tienen discapacidad física, son pocos los estudios realizados con el fin de conocer la experiencia y narrativas de las personas que han perdido su independencia en el proceso alimentario o las que debido a una nueva situación vital se han visto obligadas a realizar importantes modificaciones en sus prácticas en este ámbito. Cuando las personas sufren una discapacidad física adquirida, el mantenimiento de su identidad, los pensamientos y sentimientos hacia lo que comen y hacia las personas con las que comparten la comida cambian, su proceso alimentario se modifica. En algunos casos, ese cambio sucede de manera repentina, por lo que quizás sea más difícil aceptarlo. A través de las narrativas de aflicción las personas que se encuentran en esta situación expresan lo que sienten, lo que están viviendo, esos aspectos subjetivos de su vida en relación al sufrimiento que les provoca el haber cambiado de manera obligada el modo de alimentarse. Tener que ser alimentados por otra persona o ser alimentados de manera artificial, o depender de adaptaciones para poder comer, hace que los sentimientos de competencia y autonomía puedan verse disminuidos. También hará que el modo de relacionarse con otros a través de la comida se vea modificado. Esto repercute de manera clara en la vida cotidiana de las personas, no solo de la persona que necesita ser alimentada, sino también, de todas aquellas con las que comparten contexto alimentario.

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