Paralelamente a la imagen de las personas mayores como dependientes, en los últimos años se ha ido desarrollando la imagen de los mayores como jubilados activos (Caradec 2010; Lenoir, 1979; Okely, 1990) que a través de la participación y la actividad alejan la dependencia y se mantienen "autónomos". Una imagen que refleja las indicaciones del llamado paradigma del Envejecimiento Activo por el que los mayores deberían potenciar su envejecimiento exitoso a través de la actividad y la participación (Ranzijn, 2010; Rozanova, 2010), para prevenir el deterioro biopsicosocial, fomentar su autonomía e independencia (Agich, 2003; IMSERSO, 2010, López and Domènech, 2009; Weicht 2011) y así alejar y retardad la decrepitud y la dependencia del cuerpo envejecido (Katz, 2000). En España, algunos servicios como los Centro de Mayores se basan en estas directivas para el diseño y el desarrollo de las actividades que potencien el envejecimiento saludable y la participación de los mayores, alejen la dependencia y aumenten su autonomía. En esta comunicación, presentando los resultados del trabajo de campo realizado en un Centro de Mayores de la ciudad de Madrid y cuatro Centros de Mayores de una ciudad de la periferia madrileña, me centraré en las formas que asume la participación de los mayores. Veremos como esta se limita a una "simulación de participación" dentro de unas prácticas de "gobernabilidad de la libertad": al mayor se le empuja a estar activo, a mantener un busy body (Katz, 2000), siguiendo un modelo por el que la participación se basa en el "hacer", como "ocio institucionalizado" - una manera de administrar y codificar las actividades diarias dentro de un entorno institucional y de participación (Katz, 2005) - y en el valor positivo de la hiperactividad "productiva", dando prioridad al bienestar psicofísico y decidiendo "desde fuera" lo que es mejor para "envejecer bien".

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