Viajar es traspasar las barreras del tiempo y el espacio; es alejarse para entretejer la vida en cada uno de los vericuetos que comporta un recorrido.  Es sumergirse en el ámbito de lo  des-conocido, lo inopinado, lo incierto. Cualquier trayecto por corto que sea entraña un desplazamiento corporal y por consiguiente, sensorial y cognitivo en él se  despliegan las alas para hacer paso a paso  un camino de sentido. En  esta comunicación –producto parcial del proyecto de investigación “Mujer y ciudad: percepciones y vivencia del espacio público urbano de Bogotá (Colombia) y Saltillo (México)” que se lleva a cabo en la Universidad Antonio Nariño de Colombia-  no se  hablará sobre los viajes que trascienden las fronteras de un país o región  sino de aquellos inmersos en los entresijos de la cotidianidad femenina urbana de Bogotá, en un doble sentido: como sujetos que hacen parte de un contexto social en una ciudad compleja y caótica;  y como etnógrafas  que exploran esa otra realidad citadina. Aquí se muestran sus recorridos, las rutas de esa vida que ocurre -nunca mejor dicho- a ras del suelo y ligada a los miedos, las incertidumbres y otras situaciones en cuyo fondo subyacen las aristas de una cultura patriarcal que hace que la ciudad entera se convierta en un lugar negado. Aquel que las mujeres ven  y trashuman, de soslayo.

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