La ciudad portuaria de Barranquilla / Colombia, se ha configurado como un espacio de flujo y articulación de las dinámicas comerciales y culturales regionales y globales. En ella, la negociación de identidades va más allá de una transacción situacional, presentándose un entrecruzamiento de las mismas a través de procesos selectivos influidos por las procedencias y pertenencias de clase, raza y género. En la última década, en Barranquilla han venido en aumento emprendimientos artísticos en torno al diseño, la música y la gastronomía, los cuales han retomado referentes tradicionales y de la cultura popular en sus propuestas creativas. A través de ellas, reproducen ciertos imaginarios de ciudad articulados, en muchas ocasiones, a un contexto más amplio: el Caribe. Adentrándonos en estas propuestas apreciamos que, aquello que se vende como fortalecimiento identitario, recuperación de la tradición y exaltación de lo popular se encuentra atravesado por categorías de clase, raza y género. Ello nos lleva a considerar que las propuestas identitarias realizadas a través de la comercialización y exotización de referentes locales y regionales son construcciones hegemónicas que responden a las dinámicas del mercado cultural global y que, a su vez, promueven una visión y apropiación simbólica particular del espacio urbano, la cual mantiene el statu quo en el juego de poderes dentro del mismo.

(*)El autor o autora no ha asociado ningún archivo a este artículo