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VIOLENCIA OBSTÉTRICA Y PROFESIONALES DE LA SALUD. CÓMO LA CULTURA DE LA POSESIÓN Y DEL ABUSO DE PODER CAMBIA LAS DINÁMICAS DE RECIPROCIDAD EN EL PROCE

La violencia obstétrica es un problema estructural, por lo tanto, hay que abordarlo de forma estructural: tenemos un parto violado, un cuerpo maltratado, un bebe o más bebes no acompañados y unos profesionales engañados. Así como la existencia de reiteradas ausencias y faltas de respeto, presencia y reciprocidad. La violencia obstétrica nos habla de soledad, dolor, espanto, de oscuridades. Si la violencia obstétrica anula el carácter ontológico de una mujer, su identidad y su historia como persona: ¿qué pasa con los profesionales de la salud que atienden partos violentos? ¿Por qué repudian la palabra violencia?La violencia obstétrica tiene que ver con el horror porque, de acuerdo con Adriana Cavarero, el horror es la forma en lo que todo se justifica, normaliza y silencia. Se sigue repitiendo una y otra vez un procedimiento sin cuestionarse ni cuestionar un sistema, sin preguntar el por qué. No sólo excesivo intervencionismo, pero también la omisión de asistencia.En el parto debería reinar una absoluta presencia y el deseo (o sea: ¿qué quiero? ¿qué quieres?), acompañamiento y reciprocidad, un reconocimiento del otro a partir de su vulnerabilidad. Como afirma Judith Butler recuperar la responsabilidad colectiva por la vida corporal de uno y del otro.La violencia obstétrica resulta ser parte de la cultura de la posesión y del abuso de poder, de la impostación de los roles de género de los cuales, también lxs profesionales de la salud son víctimas.

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