El desarrollo socio-histórico de Puerto de Sagunto (València, España) estuvo vinculado desde sus orígenes, a principios del siglo XX, y durante algo más de ochenta años, a la actividad minera y siderometalúrgica. Bajo un fuerte paternalismo industrial, este núcleo de población ejemplificó un modelo de Ciudad-Compañía, que convirtió a la empresa en una entidad meta-económica; capaz de articular los diferentes aspectos de la vida social de la población, más allá de su estricta influencia sobre los espacios de trabajo. Tras el fallido proyecto de construir la IV Planta Siderúrgica Integral del Estado Español, la cabecera siderúrgica integral de AHV fue desmantelada, pese a la resistencia de los trabajadores, en los años ochenta del siglo pasado. Tras este este contexto, durante los últimos treinta años, se ha llevado a cabo un proceso de patrimonialización industrial que ha tratado de reutilizar y poner en valor las instalaciones y los restos materiales de la antigua factoría. Guiado por el culto a la técnica y la materialidad del patrimonio, el proceso ha convertido el Alto Horno Número 2, una de las instalaciones emblemáticas que sobrevivieron al desmantelamiento, en un emblema de la identidad porteña y en un reclamo turístico. Pero para ello, ha debido sortear el inicial rechazo que provocaba a los trabajadores esta instalación, al recordarles tanto las difíciles condiciones de trabajo de la siderurgia, como la mayor derrota colectiva de la historia reciente del Puerto de Sagunto. Mediante un proceso de transfiguración, la instalación ha pasado de “chatarra” a “patrimonio”. En esta comunicación, se presentarán los diferentes discursos y posicionamientos de los trabajadores frente a esta operación. Como veremos, los enunciados y posturas estarán condicionados tanto por el posicionamiento de los distintos grupos de trabajadores en el organigrama fabril de empresa, como por sus trayectorias laborales y vitales.

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