TRABAJO TURÍSTICO Y GÉNERO: EL EMPODERAMIENTO DE LAS MUJERES DE LA COMUNIDAD INDÍGENA DE ATLAPULCO, ESTADO DE MÉXICO
Las comunidades campesinas en Latinoamérica como en México no presentan características uniformes, sino que comprenden una multitud de pequeños productores que varían entre sí por la cantidad y calidad de tierra que poseen, por el grado de eficiencia y tecnificación alcanzado, por su nivel de vida y por su inserción en los mercados de mano de obra. De esta forma, la economía familiar se organiza conforme a los ingresos provenientes de las diferentes actividades económicas como parte de la explotación campesina. Las comunidades rurales abandonadas a sus propios mecanismos y con pocos recursos, se han visto forzadas a ajustar sus economías locales a los requerimientos de la economía mundial. Una de las alternativas ha sido convertir sus culturas ancestrales en recursos turísticos. Ello, a su vez, les ha permitido recuperar sus formas organizativas tradicionales.
La llegada del turismo a comunidades campesinas con gran riqueza cultural y natural las obligó a reorganizarse al mismo tiempo que conservaron elementos clave de su organización tradicional: acceso a la tierra en propiedad o usufructo libre, persistencia de relaciones comunitarias y una organización de la producción sustentada en el trabajo familiar, que persigue un simple objetivo de reproducción. Fue así que las mujeres se vieron incorporadas al trabajo turístico a través de las empresas familiares en el ofrecimiento de servicios turísticos a los visitantes. La investigación se desarrolla en una comunidad indígena del Estado de México, la cual desde los años setenta se ha incorporado al turismo, en donde las mujeres desempeñan un papel importante. Ante esta realidad cabe preguntar: ¿ En qué medida la incorporación de las mujeres al trabajo turístico las ha empoderado? ¿Su participación les está permitiendo mejorar sus condiciones económicas y sociales de vida?
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