El aspecto que más parece caracterizar la identidad, en cualquier manera o lugar donde se vaya manifiestando e imponiendo, es su atractividad, su inevitable necesidad de existir y de afirmarse. Esta obsesión identitaria por parte de los grupos humanos y su batalla para la afirmación de la misma, llega a provocar contrastes y luchas ideológicas los resultados de los cuales son, quizás hoy más que nunca en esta época, tristemente tangibles.  Según el antropólogo italiano Francesco Remotti, la palabra identidad está “envenenada” y en consecuencia debería ser “eliminada”, incluso dentro del mundo antropológico. En primer lugar está “envenenada” por su increíble capacidad de encender la llama de la discordia a la hora de oponerse con la alteridad. En segundo lugar porqué, aunque sea capaz de llamar a la perfección, nos define por lo que no somos y hace pasar por concreto lo que ni siquiera existe.Remotti invita por tanto a los antropólogos a no utilizar la identidad para explicar los fenómenos sociales dado que esto contribuye a fomentar la “necesidad” identitaria, y a tratar de explicar y de profundizar en la identidad misma y en su significado, y de encontrar las razones de esta obsesión identitaria. Remotti las encuentra parcialmente en el determinante componente económico, en la situación de “extra-conexión” del mundo actual y en el consecuente miedo a perder los privilegios adquiridos por parte de los grupos humanos.Todas estas cuestiones y propuestas son nuevas dentro del panorama antropológico actual, y seguramente sean capaces de activar un interesante debate epistemológico.