"A los petroleros nos pintan como gente malvada, como si el mal fuese intrínseco a nosotros, y eso no es verdad” (Vice-Presidente de exploración de Statoil). “Aquí no hay uno que venga y nos page por grabar, la mayoría viene rápido, nos da follón organizándolo todo y graba con el objetivo de dejarnos mal” (Agricultor y exportador de tomates online de El Ejido, Almería). De diversas formas, las corporaciones de producción intensiva en Europa se sienten atacadas por los medios de comunicación, en especial las representaciones audiovisuales que se hacen de las mismas como entes herméticos, cuyo objetivo es primordialmente abusivo hacia los trabajadores y el medio ambiente. Esta percepción, aunque a veces justificada, produce reticencia en las industrias, incluso miedo, impidiendo que tanto los gerentes como el trabajador expresen sus opiniónes libremente hacia el resto de la sociedad, tanto si su experiencia haya sido positiva o negativa. Esta barrera, nos impide a los antropólogos y ethnógrafos no solo aceder a estos ambientes, sino también justificar nuestra permanencia en ellos durante un periodo prolongado de tiempo. Haciendo un ejercicio comparativo de mis dos investigaciones visuales actuales, a través de esta ponencia pretendo discutir como afectan tales barreras de acceso, privacidad y permanencia a los procesos de colaboración entre el antropólogo y trabajadores de grandes industrias tales como la agrícola y la petrolera.