REPETIRSE LA PRUEBA: LA NORMALIZACIÓN DEL SIDA Y LA RECONFIGURACIÓN DEL CAMPO POLÍTICO DE LA SALUD
Desde al menos 2008, la rutinización del test del VIH se ha convertido en un elemento nuclear en la redefinición de las estrategias de prevención de la infección, ahora centradas en el tratamiento. Como consecuencia se ha dado una profunda transformación en la racionalidad de gobierno de la epidemia. Basándonos en entrevistas con hombres gays que se hacen la prueba regularmente (al menos una vez al año) en servicios de prueba rápida y en observación participante en estos servicios, tratamos de explorar las consecuencias de lo que se ha llamado normalización del vih desde la perspectiva de la rutinización de la prueba.
La prueba se está redefiniendo como un hábito, cuando sólo hace una década se concebía como momento excepcional. Hacerse la prueba regularmente es una medida que se ancla en una perspectiva poblacional, pero requiere reajustes cuando lo que está en juego es el cuerpo biográfico y material.
Desde la perspectiva médica, el tratamiento como prevención ha sido recibido como un nuevo paradigma capaz de poner fin a la epidemia con las herramientas de la biomedicina. En lo que respecta a los expertos desde las asociaciones comunitarias, tratan de negociar las contradicciones entre el cuerpo experiencial y el somático, el nosotros poblacional de la epidemiología y el nosotros de lo que podríamos llamar una ciudadanía seronegativa. En cuanto a los usuarios, permanecer seronegativo está pasando a ser entendido como un trabajo permanente que requiere la modulación de cuerpos, tecnologías, conocimientos y mundos morales.
En un contexto de permanencia del estigma asociado a la infección, la aparente normalización de la prueba está teniendo consecuencias profundas a explorar etnográficamente en términos del modo en que se está reconfigurando el campo político de la salud en torno al VIH.
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