El diálogo con el mundo invisible suele ser la regla y no la excepción en las sociedades; también en las contemporáneas. En este marco, existen ciertas percepciones sensoriales integradas racionalmente como manifestaciones de entidades sobrenaturales, cuyas pautas e interpretaciones responden a contextos culturales específicos. Las experiencias con difuntos, espíritus o fantasmas configuran lugares comunes en diversas comunidades del mundo occidental y, pese a las reticencias y a la desconfianza que suscitan, frecuentemente constituyen fuente de atracción. La comunicación explora las representaciones culturales asociadas a las percepciones de aparecidos y fantasmas en la comunidad de trabajadores y artistas de un teatro de Salto (Uruguay). Por un lado, se describen las narrativas y prácticas del colectivo y, por el otro, se plantean líneas de interpretación en torno a las creencias religiosas, el teatro como espacio dramático y las claves históricas. Desde esta perspectiva, los fantasmas del teatro salteño señalan pistas en, al menos, dos sentidos. En primer lugar, se evidencian como una creencia compartida que transita entre las iglesias “hegemónicas” y las nuevas espiritualidades, involucrando innovadoras relaciones con lo invisible y lo sagrado. En segundo lugar, el teatro constituye un espacio propicio para la emergencia de incertidumbres vinculadas a cuestiones individuales no resueltas y, sobre todo, a los agujeros negros de las deudas vinculadas al pasado y a la memoria colectiva de la represión, desencadenada sobre la población entre 1973 y 1984, durante el periodo de la dictadura militar uruguaya.

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