Con el levantamiento zapatista de 1994, se inaugura un nuevo ciclo reivindicativo de los pueblos indígenas, principalmente, de América Latina. Uno de sus líderes, el Subcomandante Marcos –actual Galeano-, desde entonces es ampliamente reconocido como el guía de este movimiento revolucionario. Esto le ha restado protagonismo a las comunidades mayas que sostienen este movimiento en la lucha cotidiana por desarrollar su propuesta de organización territorial, social y productiva, como alternativa al orden hegemónico. Con el objetivo de dar a conocer el trabajo que las bases de apoyo zapatista han efectuado desde hace años, con esfuerzo diario y enfrentando diversos obstáculos, en 2013 se realiza la primera Escuelita Zapatista, la cual convoca a casi dos mil personas de distintos países, principalmente académicos y activistas sociales y políticos. Algunos reclamos y críticas realizados posteriormente por los asistentes, dejan entrever la persistencia del antiguo imaginario romántico del “buen salvaje”, lo cual impide conocer en profundidad la naturaleza de la propuesta política del movimiento zapatista. Esta comunicación busca compartir algunas reflexiones sobre los impactos que pueden ocasionar este tipo de expectativas esencialistas por parte de quienes simpatizan inicialmente con esta causa, desde el momento en que viajan a Chiapas a participar de las actividades organizadas por el movimiento o como simples turistas. Considerando que la propuesta zapatista se sostiene en la autonomía económica, ¿cómo podrían repercutir estas lecturas e interpretaciones de la alteridad indígena-zapatista en la consecución de los propósitos de este movimiento de mantener el apoyo tanto nacional como internacional?

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