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EL PATRIMONIO COMO MOTOR DE NUEVOS PERFILES PROFESIONALES. UNA APROXIMACIÓN DESDE LA ANTROPOLOGÍA

En esta comunicación se analizará cómo en el siglo XIX se produjo, en el ámbito museístico, el nacimiento y reconocimiento del perfil profesional del ‘restaurador de obras de arte’, en paralelo al inicio del patrimonio cultural en el marco europeo y, en particular, en el Estado español. En concreto, el Real Museo de Pintura y Escultura en Madrid (actual Museo Nacional del Prado) contó, desde su fundación en 1819, con un espacio y personal específico para acometer las intervenciones, por lo que fue el primer centro en contribuir a la demanda sistemática de este profesional cualificado, a partir de una ordenación y jerarquización por categorías y funciones en aras de una mayor especialización. A la luz de estos cambios, analizaremos el lento pero progresivo proceso de consolidación de este profesional, patente tanto en la convocatoria de las primeras plazas por oposición, como en la aplicación y transferencia de conocimientos como la química, que fueron el resultado de los avances científicos tras la Revolución Industrial. Todo ello marcó el punto de inflexión desde la figura decimonónica del ‘restaurador de obras de arte’ hacia la del ‘conservador-restaurador de bienes culturales’, en el siglo XX. Tras este cambio de denominación advertimos la necesidad de adaptar los perfiles profesionales emergentes a las transformaciones de nomenclatura, categorización y significación que requirió el desarrollo del ‘patrimonio cultural’. En última instancia, veremos cómo este colectivo no puede entenderse si no es como un reflejo y como una herramienta más al servicio del complejo engranaje patrimonial. 

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