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ARTEFACTOS: NUDOS DE MATERIA ACTIVA Y SIGNIFICADO

Los artefactos que nos rodean, con los que interactuamos de modo imperceptible, son componentes elementales de nuestra cultura material. Articulan significado y agencia en un mundo humano. Como entidades híbridas que son, la materialidad es constitutiva de la naturaleza de un artefacto, pero estamos lejos de entender cómo esto es así. Partiré de un contraste entre dos tipos de materialidad, implementacional y vital (M. Wheeler). La primera entiende lo material como base de implementación de la función de un artefacto. El significado de las cosas es externo a su materialidad; deriva de cómo la función (implementada materialmente) es comprendida y ejecutada mediada por procesos cognitivos y de proyección de significado propios de un agente. La segunda pone el énfasis en cómo la materialidad de las cosas (con las que interactúa un agente) contribuye eficazmente a configurar la vida cognitiva. Es más, las cosas mismas cobran vida. Su materialidad es la propia de nuestra vida. Metáfora sugerente, pero que corre el peligro de animar la materia. Mi objetivo es sortear este dilema: o bien hacer del significado una mera proyección de la mente hacia la materia, o bien animar la materia para dar vida a las cosas. La materia es inanimada, pero no por ello inactiva; la materia es activa, pero no por ello es necesariamente agencial. Esta actividad no-agencial de la materia que constituye un artefacto se manifiesta en la inseparabilidad de gesto y materialidad, y en una percepción de las cosas que responde a propiedades significativas materialmente constituidas.

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