DISIDENCIAS TÁCITAS. CONTROL FORMAL VERSUS CONTROL SOCIAL
El poder es incapaz de ejercer ni siquiera un cierto control generalizado. Se debe a la resistencia que le ofrecen las formas de sociabilidad que, a su vez, tejen formas alternativas de control, pero resistente a las del poder institucional.Se observa como la presencia de los cuerpos policiales, como una malla sobre el territorio que ocupan, no es más que un ejercicio útil sólo en algunas ocasiones, puesto que las acciones fruto del articulado espontáneo de las relaciones sociales, lábiles, que incluso se generan a veces en el orden del conflicto, no son ni previsibles ni, frecuentemente, contestables.A su vez, los individuos, en ocasiones en forma de grupo, en congregaciones más o menos espontáneas y efímeras, actúan en relación al orden social: a veces garantizándolo, de repente alterándolo. A voluntad, y con independencia del deseo de control del orden (y del poder) institucional.Así se constata la resistencia natural de la sociedad a ser ordenada y controlada, así como su capacidad de materializar formas de resistencia posiblemente espontáneas pero constantes a través de las cuales se intuye hasta qué punto el orden y el control institucional sobreviven en el secreto de que, realmente, sólo se mantiene por la voluntad de quienes se supone como presuntamente controlados.
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