A través de este artículo, se pretende exponer el análisis realizado a los temas abordados desde la antropología, desde que era una disciplina masculinizada, hasta llegar a los temas que son objeto de estudio desde que hay más número de mujeres y personas diversas dentro de la disciplina. Aunque a priori puede parecer que feminismos y antropología están muy alejadas, se constatan ciertas similitudes/cercanías, como el hecho que para una parte de la antropología académica, quienes investigan utilizando herramientas propias de la antropología, pero que están fuera de la academia, son cuestionados/as como productores/as “solventes” de un cuerpo teórico del que puede nutrirse la disciplina y abrirse a nuevos horizontes. De igual modo desde ciertos sectores académicos feministas, se desconfía o deslegitima la capacidad de producción teórica de los activismos de calle. La pregunta de la que parte esta investigación y a la que se intenta dar respuesta a lo largo del artículo es: ¿puede la aplicación de la perspectiva de género desdibujar la estructura un tanto jerárquica de la academia? Y ¿puede la aplicación de la perspectiva de género en la academia y en la investigación aplicada, visibilizar nuevas temáticas, nuevos enfoques y nuevas realidades a investigar? Y todo ello para que las investigaciones y resultados tengan en el centro a las personas y aporten a la sociedad.

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