En la presente comunicación reflexionaremos sobre los procesos históricos que han dado lugar a la construcción de categorías de “ dis-capacidad” (en su variante visual) en el contexto de las sociedades occidentales. En las disputas –políticas y culturales- por gobernar el significado de la experiencia de la “ dis-capacidad” visual, el campo de la salud y la biomedicina (y el despliegue de sus lógicas en otras esferas institucionales de intervención social) no ha dejado de funcionar como un aparato de producción semiótica que, desde el poder de significar y asignar funcionalidades posibles, enmarca esta experiencia a partir de las nociones de déficit, pérdida y privación. En este sentido, los procesos de incorporación de formas de hacer, sentir, actuar, así como las acciones en curso (estrategias) que los “colectivos” de invidentes despliegan, se hacen y deshacen en el seno de campos de fuerzas donde se pone en juego la función/funcionalidad corporal, en sus posibilidades de acceso al engranaje socio-económico que “oferta” el sistema social actual. Las posibilidades y límites de acción de estos agentes, cuyos cuerpos funcionan y desempeñan funciones de manera diversa, están tensionadas por una organización social que, en primer lugar, se construye desde las ficciones (y fricciones) normativas y normalizantes de categorizaciones dicotómicas: cuerpos discapacitados (sin capacidad), anormales (sin normalidad), dependientes (sin independencia), reproducidas por el saber biomédico; y que, en segundo lugar, están parcialmente modeladas por el orden de la “visualidad”, como el sentido a la cabeza de nuestra taxonomía sensorial. 

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