Desde la geografía, la antropología o la sociología, los investigadores que abordan el tema de las reubicaciones forzadas suelen enfocarse y tomar como punto de partida la causa que originó tales desplazamientos. La causa original resulta heurísticamente útil para diferenciar las reubicaciones forzadas dirigidas por instituciones gubernamentales de aquellas promovidas por los mismos sujetos que se desplazan, como es el caso de las reubicaciones motivadas por proyectos de desarrollo o por la ocurrencia de eventos desastrosos y las causadas por guerras o violencia. Sin embargo, distinguir entre reubicaciones por desastre o por desarrollo implícitamente parte de conceptualizar desastre y desarrollo como procesos distintos, lo que neutraliza la visualización de los efectos desastrosos de los proyectos de desarrollo y de las reubicaciones forzadas como un desastre en sí mismas. Al mismo tiempo esta distinción excluye ciertas dinámicas políticas desplegadas durante el proceso construcción histórica sobre desplazamientos ocurridos en el pasado. A modo de ejemplo, a partir de las reubicaciones motivadas por la construcción de las presas Presidente Miguel Alemán y Presidente Benito Juárez en Oaxaca busco indagar respecto a la relevancia heurística de distinguir la motivación de una reubicación forzada por desarrollo o por desastre, y sobre algunas de las implicaciones éticas de hacer tal distinción.