En ese trabajo se examina un contexto turístico donde la exhibición del patrimonio cultural se ha convertido en un ámbito de disputa y en una herramienta para capturar mayor capital social y económico entre la población local. El ejemplo etnográfico se sitúa en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, situada en la región Altos Tzotzil-Tzeltal de Chiapas, México, transformada en las últimas décadas en una ciudad museo para deleite de los turistas. Se trata de las regiones más atractivas por su composición étnica, ya que tiene una mayoría de población indígena que habita en los municipios circundantes a la ciudad cabecera. Sin embargo, esta población representa el sector más pobre y marginal y ha sido abiertamente excluida de los beneficios que comporta el turismo. Son especialmente las élites ladinas locales (como se conoce a los mestizos en Chiapas y Guatemala), y una proporción importante de nacionales y extranjeros, los que mayoritariamente monopolizan los principales negocios en la ciudad y sus alrededores. El trabajo indaga en la apropiación del espacio frontal escenificado por parte de una élite empresarial que utiliza conjuntamente la herencia colonial y la tradición maya para capturar espacios económicos estratégicos. De esta forma, el espacio turístico se ha convertido en una arena política donde se exhiben antiguas y nuevas relaciones de poder y donde las diferencias se acentúan y permiten ocultar los mecanismos de explotación que operan bajo relaciones post-coloniales.