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La importancia de los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe en nuestra formación como académicas feministas

El fin de la dictadura cívico militar (1976-1983) fue un período de ebullición, de deseos de cambios transformadores, que a las feministas nos encontró con muchas cosas por hacer. Por lo pronto reformar una legislación que no contemplaba derechos básicos como el divorcio vincular, la Patria Potestad compartida y otras figuras legales. Pero no sólo eso, el encontrase con mujeres que venían del exilio, o que salían de las “catacumbas”, nos abría, a las ese momento jóvenes, un mundo desconocido de saberes y experiencias que politizaban la vida cotidiana.En ese contexto comenzamos a participar mas fluidamente de los Encuentros Feministas Latinoamericano y del Caribe, que habían comenzado en 1981 en Bogotá (Colombia),  continuado en 1983 en Lima (Perú) y al que dos años después tuvo lugar en Bertioga (Brasil).La participación en estos encuentros, que continúan hasta la fecha, nos permitió a quienes vivíamos en Argentina,  conocer América Latina, las luchas de las mujeres por sus derechos en todos los espacios, incluso los universitarios.  El realizado en Bertioga (1985) nos dio la oportunidad de conocer a militantes feministas de América Latina, que venían de procesos políticos de los que aquí no se recibía información y  modificó sustancialmente la manera de pensar la dinámica de los encuentros de mujeres en nuestro país. Para muchas de nosotras fue un antes y después en nuestras prácticas políticas e influyó notablemente en nuestra “conversión” en profesoras feministas y los Encuentros posteriores no hicieron más que enriquecer esa experiencia.

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