A lo largo de la última década, se puede observar la emergencia y difusión internacional del activismo por la despatologización trans, paralelamente a una producción teórico-activista sobre despatologización y derechos humanos. Desde perspectivas teórico-activistas de despatologización, se demanda un cambio en la conceptualización de la transexualidad, desde su clasificación diagnóstica como trastorno mental hacia su reconocimiento como derecho humano. Además, se cuestiona la violencia simbólica inherente a la imposición de la clasificación diagnóstica occidental en diferentes regiones del mundo, desplazando formas culturalmente específicas de transitar por los géneros. Desde la observación de un alto grado de participación de grupos activistas procedentes del Sur y Este Global, el activismo internacional por la despatologización trans señala la importancia de combinar demandas internacionales con el reconocimiento de prioridades y estrategias culturalmente específicas. Partiendo de la conciencia de una experiencia compartida de violencia estructural y prioridades activistas diferenciadas, se establecen alianzas con otros movimientos, entre ellos el activismo internacional intersex. En el ámbito académico, se denuncian prácticas de investigación basadas en conceptualizaciones patologizantes y la exclusión discursiva de los conocimientos aportados por personas con expresiones e identidades de género diversas. Desde la crítica del modelo médico occidental de la transexualidad, el activismo por la despatologización trans elabora propuestas para la puesta en práctica del derecho a la despatologización en el ámbito sanitario y jurídico, el reconocimiento de prácticas, identidades y saberes periféricos y disidentes, así como el desarrollo de principios éticos y prácticas de investigación basadas en una perspectiva de despatologización y derechos humanos.

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